Durante las décadas de los años sesenta y setenta del siglo pasado el barrio de la Catedral y la Plaça Nova, con la avenida de la Catedral totalmente abierta, tomaron otra dimensión. A pesar de que gran parte del vecindario tradicional ya no vivía, muchos mantenían el contacto y venían por Festes, pero el barrio ensanchó sus límites a todo lo que se llama Barri Gòtic y, por las Festes de Sant Roc, en las barriadas vecinas de Sant Pere y de Santa Caterina desde donde venían gran cantidad de niños, y la Comissió de Festes se reforzaba con nuevos miembros venidos de todas partes de la ciudad.

Las propuestas de actividades festivas de la Comissió de Festes crecieron en cantidad y variedad para atraer a los nuevos vecinos y nuevos públicos: cine, teatro, variedades, festival infantil, bandadas, cantada de habaneras, concursos de dibujo, de fotografía, de cine ... En el año 1970 la Comissió de Festes y el vecindario viajó a Montpeller, ciudad natal de Sant Roc, en hermanamiento de las dos ciudades. En 1974 se creó La Salutació del gos a Sant Roc, un acto con exhibiciones caninas y en la que los perros del barrio son los protagonistas en recuerdo de la leyenda del santo y el perro barcelonés y de la dicha “Per l’agost, després de Sant Roc, sant gos”.

A pesar de todo, hay que reconocer como un acierto de las nuevas Comissions de Festes de estas décadas que los actos más tradicionales, como el Seguici, los gigantes, la Cucanya y los juegos, los títeres ..., fueran los más concurridos y celebrados de las Fiestas. La prensa y varios estudios lo destacaban cono ejemplo del mantenimiento vigoroso de la tradición en el corazón de una ciudad cada vez con menos vecinos y con más turistas.