El año 1830 se incorporó a las Festes de Sant Roc un nuevo elemento que se convertiría en todo un símbolo de la plaza Nova y que, como tradición de las Festes, ha perdurado hasta nuestros días: el Porró Llarg. Este porrón lo trajo desde Mataró, se dice que a pie para que no se rompiera, la vecina Caterina de Morató cuando, en 1830, hizo estancia en la capital del Maresme y, visitando una fábrica de vidrio, encargó una pieza para la celebración de las Festes de Sant Roc de Barcelona que fuera única y singular.

El porrón, popular en el barrio y conocido por sus dimensiones como Porró Llarg, es de cristal claro finísimo y con unas rayas blancas en forma de espiral; tiene una longitud de setenta y cinco centímetros desde el pitorro hasta el bruto, que dificulta la bebida y que, aún hoy, es una gran atracción de la fiesta. Del Porró Llarg sólo se puede beber el día de Sant Roc cuando, después del Seguici, aparece y permanece todo el día en la plaza Nova para que beba todo aquel que pueda levantar su larguísimo pitorro.